La educación avanza al ritmo que avanza la sociedad o puede
que la sociedad sea la que avance al ritmo de la educación.
Vivimos en la era tecnológica y por lo tanto esto tiene que
quedar reflejado en nuestras aulas. A medida que ha ido pasando el tiempo hemos
aprendido a que las TICs sean nuestras aliadas, aunque a día de hoy todavía hay
mucha gente que las ve como enemigas.
En la actualidad, creo que todo el mundo sabe reconocer el
gran potencial que la web 2.0 tiene
dentro de la clase. Sin embargo, no todo el mundo es capaz de sacarle el mismo
rendimiento, ya que utilizamos una nueva herramienta para hacer lo de siempre.
Hemos cambiado los cuadernos de anillas por documentos en Word; las
presentaciones con cartulinas y fotos por el PowerPoint, hemos cambiado los diccionarios por Google y
así podríamos continuar la lista…
Es necesario formarse para obtener el mayor rendimiento de
esta gran herramienta que tenemos a nuestro alcance; es hora de reconocer que a
día de hoy el estudiante debe ser el protagonista de su propia historia
educativa ya que es la única manera de que el proceso de enseñanza aprendizaje
se adapte a él al 100%. Pero, ¿dónde queda el papel del profesor entonces? El
profesor sigue siendo un elemento clave para que el alumno adquiera esas
destrezas, debe ser su guía y dar un feedback constante para motivar y orientar
al alumno, debe ofrecerle un amplio abanico de posibilidades en la que poder
elegir y olvidarse de que el conocimiento sólo se alcanza por el camino que
hemos seguido hasta ahora. Si nos centramos en la enseñanza de ELE, puede que
el mero hecho de poner en práctica lo aprendido por medio de foros y portales
educativos ya es un gran avance.
Es hora de perder el miedo a lo nuevo, hay que sacar partido
a todos los recursos que tenemos a
nuestro alcance.
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